Pensamiento crítico

Pensamiento crítico

Pensamiento crítico

Libro recomendado: El arte de pensar, de José Carlos Ruíz. Aquí su página web: https://josecarlosruiz.es/

Pese haber apodado a mi blog personal como “el rincón de pensar”, lo cierto es que para nada me siento un ejemplo de “buen pensamiento”. Y es que sería ser totalmente hipócrita por mi parte el decir que gozo de un pensamiento crítico amueblado tal y como lo definen los filósofos. Para nada, más bien todo lo contrario.

Yo soy una persona más de sentir y de expresar. Hay días que opino A y días que opino B y no me acuerdo que antes había opinado otra cosa. Me guío más por mis estados emocionales y muchas veces me dejo llevar por frases bonitas e inspiradoras de gurús no muy bien enfocados.

Aunque también cabría decir que por el mero hecho de ser consciente de que funciono de esta manera, puedo ir dándome cuenta de cuándo caigo en esos patrones y es así como empiezo a poner bases y estructura que den algo más de objetividad a mi ya subjetividad dominante de serie.

El caso es que, en este entrenamiento -porque sí, el pensamiento crítico se entrena- a veces me paso de querer ser objetiva, y la verdad es que no es algo que se me de muy bien. De hecho, cuando quiero ser muy objetiva me siento incómoda y como que no estoy en mi sitio.

Porque mi sitio es ese, donde las emociones. Tocar la fibra a la gente. Por eso mis reflexiones no son para gente que busca certezas fiables y científicas, son más para gente que quiere darle vueltas a la cabeza a algunos temas y verlos de otra manera o simplemente escuchar o leer mis parrafadas porque les parecen entretenidas, interesantes o divertidas.

Así es como más o menos lo veo yo.

Pues eso, que sabiendo que mi talón de Aquiles es eso, que puede que me deje guiar por opiniones de los demás, que me fije en los temas sentimentales y en cosas de otros planos de la realidad más que en la practicidad y lo de aquí y ahora, estoy últimamente centrándome en la filosofía, el pensamiento crítico y en eso que es vivir una vida basada en valores.

Que para algunas personas será muy fácil poner en marcha pero, para servidora, no tanto.

Siendo coherente con todo esto estoy intentando conocer más sobre ACT, las terapias de Aceptación y Compromiso de las que alguna vez os he hablado, que te ayudan a vivir una vida basada en valores más que en sucumbir a tus pensamientos y luchar contra ellos.

También intento formarme en aquellos campos que me interesan y me llaman la atención a nivel educación, porque realmente me encantaría que mis hijas recibiesen lo mejor que tengo que ofrecerles.

Y por supuesto intento leer más contenido sobre filosofía, no solamente guiándome por la moda estoica del momento, que también.

Todo esto, los que sigáis este blog asiduamente lo habréis podido comprobar.

En este sentido, mi último libro ha sido “El Arte de pensar” de José Carlos Ruíz. Hay muchos temas que me han gustado del libro, y podría hacer casi un capítulo de todos ellos -amenazo con hacerlo-. Pero quería primero incidir en esto del pensamiento crítico, sobre todo por si alguien que me está leyendo se identifica conmigo o con mi manera de ser/pensar.

El pensamiento crítico es el mejor instrumento que tenemos para construir nuestra identidad. Es la capacidad de analizar los diferentes contextos que nos iremos encontrando a lo largo de la vida y hacerlo desde nuestra propia circunstancia. Es una herramienta que traemos de serie y que tenemos que aprender a manejar por medio de la práctica. De lo contrario, serán otros los que construyan nuestro mundo, pero con sus herramientas. Es urgente imponerse una higiene mental preventiva. Tenemos que adquirir un «hábito de mantenimiento» que examine nuestra vida cada cierto tiempo.

José Carlos Ruiz
El Arte de pensar

¿Tenemos de base un pensamiento crítico?

 

Según lo que comentan en esta web sobre psicología y mente, el pensamiento crítico es la capacidad de analizar y evaluar la información que existe respecto a un tema, y con él intentamos esclarecer la veracidad de dicha información y alcanzar una idea propia, siempre sabiendo que hay que ignorar posibles sesgos externos.

Aplicamos el pensamiento crítico para intentar discernir la realidad de lo que nos dicen y percibimos. Se trata de dudar de las informaciones, dogmas y axiomas absolutos que nos rodean hasta que nosotros mismos podemos darles veracidad o por lo contrario ignorarlas. Con ello, se busca tener una idea justificada de la realidad y no aceptar ciegamente lo que otros nos digan.

Para mí pensamiento crítico es encontrar tu verdad. Porque no creo que haya una verdad universal sobre todos los temas. Esto es discutible obviamente en determinados hechos, pero estoy hablando a nivel general.

No es expresar lo que primero que se te pasa por la cabeza sin filtro, es saber cómo eres, tus circunstancias, tus filtros mentales, los posibles sesgos externos, etc. O sea, que lo veo como muy complicado por un lado y algo más sencillo por otro.

Complicado porque a veces no estamos en el mood de aplicar el pensamiento crítico en nuestro día a día, ya que como dice José Carlos Ruiz implica tiempo, dedicación, reflexión y entrenamiento, además de postergar decisiones que solemos tomar muy rápidamente.

Y fácil porque si no te obsesionas con tener un pensamiento crítico amueblado a la de ya y ser el más filósofo de los filósofos, sabes que es algo que se puede ir aprendiendo y poniendo en práctica con dedicación y cariño y atención.

Bajo mi punto de vista, para cultivar este tipo de pensamiento hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Conocerse a uno mismo, cómo pienso, cuál es mi tendencia de pensamientos, dónde estoy más débil y dónde estoy más centrado, por decirlo de alguna manera.
  • Conocer los diferentes sesgos cognitivos que nos rodean, y en este tema hay mucho que aprender y son muchos los que ya están empezando a divulgar sobre el tema.
  • Ser consciente de la influencia del entorno y nuestra educación. Es decir, conocer bien nuestro ambiente y cómo puede influirnos, teniendo en cuenta a las redes sociales, las personas a las que seguimos, etc.

Nuestro entorno, nuestra educación y lo que recibimos del exterior

 

Puede que no nos demos cuenta a veces lo condicionamos que estamos por todo lo que nos rodea. Condicionados por nuestra educación, por nuestro entorno, por nuestra manera de ver las cosas, por nuestra manera de filtrar la realidad… Incluso por los propios pensamientos que se nos pasan por la cabeza.

Puede que seas una persona que se está guiando por valores equivocados, que realmente no están dando como resultado nada positivo en la vida, o que a la larga están haciendo más mal que bien. Puede que te esté pasando y no te estés dando cuenta.

O puede que seas una persona que invierta tiempo en conocer realmente cuál es el tipo de brújula que quiere que guie su vida, revisa sus principios de tanto en cuando y va estabilizando el rumbo según lo que mejor le vaya, siendo consciente de que los valores principales están presentes.

Puede que te estés guiando por ese discurso recurrente que aparece una y otra vez en tu mente. Ese que te dice que no eres suficiente, o que debes buscar otras cosas, o que otros son más exitosos que tú, o más perfectos, o más excelentes.

O esos pensamientos que te dicen que debes saber más para dar el paso, o que debes asegurarte más de que las cosas son así o asá o que te dicen que no te puedes fiar de la gente, o que te dicen que nadie va hacerlo mejor que tú… Lo que sea.

El caso es que todos tenemos unos discursos internos que nos creemos, que nos es natural, que aparece la mayoría de las veces. Y bajo mi punto de vista, ese pensamiento recurrente nos merma la capacidad de pensamiento crítico.

Si los conoces y eres consciente ayuda, pero si no los conoces, no.

Porque, bajo la forma en la que yo entiendo el pensamiento crítico es saber ver nuestro filtro mental y, después, guiarnos por unos valores de vida -o por una filosofía de vida- que nos lleven a ser personas honestas, íntegras, integradas en la sociedad, con capacidad de crear cosas que hagan bien al mundo, que nos lleven a expresarnos con naturalidad… Unos valores de vida que nos lleven hacia ser personas “normales”.

Personas normales, personas equilibradas pero contradictorias y humanas

 

¿Cómo definirías tú a una persona normal? Algunos dirían que es una persona del montón, una persona que representa la media tal vez. Para mi una persona normal es una persona que busca su zona de equilibrio en todas sus áreas de la vida aún sabiendo que no es posible alcanzarlo. Una persona con las contradicciones propias del ser humano, con su contexto, sus circunstancias, pero que se guía por su propia escala de valores intentando no ser influenciado por todo lo que hemos comentado antes en sus decisiones. Pero también una persona que se sabe humano y conoce la complejidad de este proceso.

Y algunos me podríais decir, “eso no es una persona normal porque eso no es normal, pocos lo tienen”.

Y estoy de acuerdo, pero creo que eso está en nosotros pero no lo vemos cuando nos obcecamos en ser quienes no somos, cuando nos empeñamos en seguir modas, tendencias, hábitos o lo que sea sólo porque otros lo hacen o lo dicen. Cuando nos obsesionamos en nuestros “tocaos” y no vemos más allá. Cuando no aceptamos a los demás y queremos que sean como nosotros queremos que sean. Y no sólo eso, también cuando queremos imponer nuestro estilo de vida a los demás de alguna manera.

La principal necesidad de reconocimiento tiene que venir de nosotros, saber que haces las cosas lo mejor que puedes, que tratas de mejorar como persona cada momento que pasa, que ejerces el pensamiento crítico sobre tu persona. Saber cuáles son tus defectos y tus virtudes es algo necesario para no necesitar más reconocimiento del que te concedes. (...) El problema surge cuando, además de encontrar ese modelo de vida óptimo para nosotros, queremos que los demás lo reconozcan como tal y lo tengan en buena estima social. Deseamos y ansiamos que nuestro modelo de vida alcance, en los ojos de los demás, un buen estatus social. Es en ese momento cuando empezarán los problemas derivados de esta necesidad que nos imponemos de reconocimiento y admiración por parte de los demás. Una necesidad que demuestra la poca estima y el escaso valor que le damos a nuestro proyecto de vida, a nuestra filosofía, porque necesitamos la aprobación de terceros para sentirnos satisfechos.

José Carlos Ruiz
El Arte de pensar

Todos tenemos una escala de valores en la vida, pero tenemos que pararnos a saber cuáles son, ponerlos en orden y tomar acción. Sin esa brújula somos barcos a la deriva. Y sobre valores y guías para dirigir la vida sabían y saben mucho los filósofos.

El Arte de pensar

 

El Arte de pensar es uno de los ensayos del profesor de filosofía cordobés José Carlos Ruíz, del que ya os he hablado en otras ocasiones como aquí o aquí.

Esta obra intenta transmitir la idea de que la auténtica felicidad se adquiere mediante el pensamiento crítico, es decir, a través de trabajarnos una opinión propia y personal sobre los diferentes hechos que rodean nuestra vida. Nos recuerda costumbres tan necesarias -pero algunas tan mal consideradas en estos tiempos- como parar a reflexionar, dudar de las cosas, abrazar las rutinas que no persiguen las novedades porque sí, o inspirarnos en modelos del pasado para afrontar los problemas del futuro.

En general es un ensayo fácil de leer que repasa cómo concibe él la idea de felicidad y su vínculo con el pensamiento crítico. Y muestra sus argumentos a través de las aportaciones de filósofos antiguos y actuales como Ortega y Gasset, Kant, Margarita Camps, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, Epícteto, Pierre Hadot, Marco Aurelio y otros.

Al final del libro hace un buen repaso del Estoicismo, tan en boga últimamente, y me sorprendió porque realmente no me lo esperaba. Sinceramente me estaba gustando conocer más sobre otros filósofos, pero he de reconocer que José Carlos explica de una manera muy sencilla y clara la corriente estoica y sus principales fundamentos.

De todas maneras, cabe destacar que el autor escribió este ensayo en 2018, año en el que el Estoicismo no había entrado tan de lleno a las masas como está ahora.

 

 

El arte de pensar, de José Carlos Ruiz

 

Para acabar el artículo os dejo con un párrafo de su libro, ya que desgranarlo entero sería imposible en un solo artículo de extensión media.

Muchos de nosotros preferiríamos no tener que decidir, no tener que enfrentarnos a la libertad de manera tan solitaria, no tener que hacer frente a este modelo de decisiones en las que solo nosotros, o al menos en gran parte, seremos responsables de lo que suceda después. Pero cuando lo hacemos aumentamos nuestro grado de autonomía y crecemos en el desarrollo del pensamiento crítico. En estas situaciones no se trata solo de la comodidad que se elige como modelo de vida, sino que estamos hablando de algo más preocupante para el progreso: la cobardía. No es la primera ni será la última vez que el miedo nos invade y nos paraliza cuando nos ponen cara a cara con una toma de decisiones que solo nos corresponde a nosotros. No tenemos el valor de enfrentarnos a esa situación, pagaríamos porque las cosas siguieran tal y como estaban, sin necesidad de tener que hacerle frente a nada, sin tener que sentirnos responsables de nuestro futuro (casarnos, tener hijos, hipotecarnos, divorciarnos…). Por esto Kant termina ese segundo párrafo que hemos leído con uno de los lemas más famosos de la historia de la humanidad: «¡Sapere aude!» (¡Atrévete a pensar!), una frase que pone el acento en dos acciones muy significativas para toda persona que quiera llevar las riendas de su vida. Por un lado, como ya hemos analizado, está la valentía, el atrevimiento, el arrojo de ser tú mismo el que decidas qué es lo que vas a hacer sin necesidad de guías. Por otro, está la acción de pensar críticamente para poner en marcha una vida llena de retos y momentos maravillosos que sabrás apreciar, pues el mérito de hallarlos será tuyo.

José Carlos Ruiz
El Arte de pensar
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