Newsletter 4 de marzo 2024​

Newsletter 4 de marzo 2024​

Llevo una semana sola con mis hijas, aquí en el Muro con los White Walkers. No es mi primera semana sola con ellas, ni será la última. ¡Sabemos defendernos!

Desde el minuto 1 que Edu salió por la puerta, ya estaban ellas preguntando que cuándo iba a volver papá cual pajarillos hambrientos en el nido, con la boca abierta y sin parar de decir “¿y papá, y papá, y papá?”

Por eso le llamo “Edu el Deseado”, porque todas queremos que vuelva, cada una por sus propias razones…

El caso es que no me extraña nada que mis hijas prefieran que la que desaparezca sea yo y no el único macho del hogar. A mí también me gustaría librarme de mí misma muchas veces. Estas niñas tienen muy vista a su madre.

Alguna vez lo he pensado, y creo que para ellas seguramente soy una mezcla entre la Señora Potts de la Bella y la Bestia, una monologuista del Club de la Comedia y la Teniente O’Neil.

El otro día, por ejemplo, les hice un test de esfuerzo: les obligué a llevar sus libros desde la biblioteca a casa. 20 minutitos de caminata con unos 6 o 7 libros por barba. Ahí íbamos las cuatro en perfecta fila india por las calles del barrio alemán. Sólo nos faltaba el uniforme de camuflaje y una canción alentadora que hablase de la madre patria.

Tenían sed, pero no habría tregua. Pedían descanso, pero rendirse no era una opción. Rogaban clemencia, pero había que forjar el carácter.

Al llegar a casa tuvieron que recoger su habitación antes de comer. Llevar su ropa sucia a la lavadora sorteando las múltiples amenazas que había por el suelo y debajo de la cama. Canicas escondidas, peluches al acecho, arañas en sus esquinas a punto de atacar…

Algunos días también tuvieron que hacer el desayuno solas… “Pobres criaturas” estarán diciendo sus abuelas. Pero hay algo peor… después tuvieron que recoger todo. Repito. Todo.

Abrir el lavavajillas era toda una amenaza para su integridad. Les expliqué el protocolo de actuación, se colocaron su vestimenta de seguridad, la máscara de gas, los guantes anti ácido y se aventuraron a lo desconocido. ¡Misión cumplida sin bajas!

Para más INRI ayer recibieron la mitad de su ración del rancho para desayunar, hay que cuidar la dieta, elegir bien qué se come y en qué cantidad… La vida es para los fuertes, abajo las adicciones, ¡disciplina, rectitud y autocontrol!

Esperad, no llaméis a los servicios sociales todavía, que hay más. Si venís un lunes o un miércoles por casa podéis ver a alguna de ellas pasando el aspirador, limpiando el polvo de la escalera o arreglando la estantería. Les pongo unos trajes naranjas con números en la espalda que encontré en oferta en Amazon. Hacen mucho papel, la verdad. Cuando salen al patio a jugar quedan monísimas todas vestidas iguales.

Pero no todo va a ser “laburar”, también hay tiempo para la diversión. En ocasiones me sale una vena Eva Hache que no sé de dónde viene teniendo en cuenta mi estoica y espartana vida.

Comienzo a hacer monólogos sobre el brillo y claridad de las ventanas de su habitación que acabo de limpiar, o imito acentos latinos, me invento personajes y las involucro en la actuación a lo Stand-Up Comedy. Sólo me falta el micro, el taburete y el foco. También cuento historias con sus muñecos, les hago bromas y ensayamos bailes.

Otras veces quieren cosquillitas y abracitos, o que les haga trenzas de boxeadora, les pinte las uñas o me las lleve de compras. En ocasiones simplemente se tumban a mi lado y leen mientras yo escribo, o me las llevo a solas a tomar un chocolate caliente o a comer sushi.

Y no, no todo es disciplina, pero la Teniente O’Neil es imprescindible en esta casa, mucho más que Mary Poppins, que esa luego abandona el barco a mitad de año colgándose de su paraguas parlanchín.

Tened en cuenta que son 3 contra 1. ¡3 contra 1!, aquí o pones los límites firmemente o acabas convirtiéndote en una versión de Cenicienta cuarentona, deprimida y deseando salir por patas con la calabaza, el ratón de turno o el mismo mayordomo.

Pero tranquilos. El deseado ha vuelto. Ya estamos a salvo.
Que tengáis una buena semana.

Un abrazo
Ana

Yo te busco, no te preocupes

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Anita Balle

Autora de este Blog

La parte cotilla de todo esto

Publicista y creativa de profesión, psicóloga de vocación y actualmente ejerciendo también como terapeuta. Madre de familia y pareja de ingeniero. Actualmente viviendo en Hamburgo.

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