Cuando hablamos de lo que uno es, hablamos de muchas cosas.
En primero de Psicología ya hay una asignatura que habla de la personalidad. Literalmente te tiras cuatro meses estudiando definiciones y características de muchos autores para llegar a la conclusión de que la personalidad es estable y cambiante, es heredada y adquirida, es dinámica y tiene rasgos que viajan a través de un espectro, pero sin el Delorian ni Michael J. Fox.
Y el caso es que pese a eso, la gran mayoría, más o menos, sabe cuál es su tipo de personalidad, sabe quién es y qué suele hacer.
Pero aunque todos podríamos definirnos más o menos, muchas veces nos sorprendemos con conductas contradictorias a lo anteriormente descrito. Y ahí algunos entramos en cortocircuito.
Si nos hacen una encuesta sobre el tema, nos daremos cuenta de que difícilmente podemos contestar un “sí” o “no” porque a casi todas las preguntas le añadiríamos matices, y el más tiquismiquis se quedaría sin responder ninguna.
- “Sí, soy exigente pero otras veces no tanto”
- “Sí, soy despistado en casa pero en el trabajo no se me escapa una”
- “Sí, tengo buena autoestima pero otras veces siento que soy lo peor”
- “Sí, soy prudente y precavido, pero en ocasiones no pienso y me lanzo”
- “Sí, tengo mucho ímpetu y parece que puedo con todo, pero a veces me siento solo y vulnerable”
Nuestras conductas y comportamientos incoherentes y contradictorios también forman parte de ese espectro de hábitos, de formas de pensar, de sesgos y creencias que es la personalidad.
Pero el caso es que hay unas incoherencias que llevamos con más naturalidad, y hay otras que nos causan malestar o que nos desestabilizan más.
Es en esas en los que nos centramos cuando hablamos de esa sensación de desequilibrio y de falta de control.
Es decir, nos obsesionamos con controlar esas conductas contradictorias en concreto y, cuando estamos con el piloto automático o estresados o decaídos y con falta de energía, esas son los que más nos llaman la atención a nosotros mismos y a los que nos conocen.
- “Con lo prudente que eres tú, y mira la que acabas de liar”
- “Con lo disciplinado y trabajador que sueles ser, mira qué dejado te ves ahora, estás totalmente dormido”
- “Mira qué inflexible y rígido estás, algo te pasa, tú no sueles ser así”
- “¿Por qué me ayudaste tanto y ahora me lo echas en cara?”
- “Un día siento que puedo contar contigo, pero otros parece que me mires por encima del hombro”
Esto nos genera una sensación de falta de equilibrio. Son las alarmas de que algo se está yendo al garete. Entonces aparece el control y buscamos a toda costa volver a ese ansiado centro en ese aspecto en concreto.
Cuando nos obsesionamos en controlar algo es porque nos importa, porque es crucial para nosotros, porque eso es vital para sentirnos completos, equilibrados, estables, funcionales…
De esta forma podemos ver personas que, por ejemplo, se obsesionan con tener una conducta equilibrada en:
- La búsqueda de la perfección y de lo que se debería hacer
- Su relación con los demás y con el vínculo que generan
- La búsqueda de aquello que les haga sacar la mejor versión de ellos mismos
- Su relación consigo mismo y la sensación de funcionalidad y equilibrio interno
- Ser independientes y mantener una distancia sana con los demás
- La confianza en los demás y en la sensación de certeza y seguridad
- La sensación de sentirse motivados y entusiasmados
- Sentir que pueden abrirse camino y que son capaces de solucionar cualquier problema
- La sensación de que las cosas fluyen a un ritmo adecuado para ellos y sin presiones
Reconocer cuál de tus contradicciones es la que más te genera sensación de desequilibrio, es dar el primer paso para localizarla, fijarte en ella y ver cómo funciona. Estas son algunas, pero pueden ser otras.
¿Qué es lo que no te gusta sentir contradictorio, incoherente o desequilibrado?
Como decía Sun Tzu: “si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas… Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas”
Yo te busco, no te preocupes
Únete a la newsletter y recibe en tu bandeja de entrada todas las nuevas historietas que mando a los suscriptoresAnita Balle
Autora de este Blog
La parte cotilla de todo esto
Publicista y creativa de profesión, psicóloga de vocación y actualmente ejerciendo también como terapeuta. Madre de familia y pareja de ingeniero. Actualmente viviendo en Hamburgo.