Durante la fase de menstruación es complicado escribir. No sale bien. Cuando bajamos a las palabras lo que pasa por nuestra mente, todo, absolutamente todo, se queda corto.
Pero considero que es muy importante que se manifieste esto, que quede escrito, y que sea escrito desde esta fase, desde la menstrual.
Las mujeres y los hombres occidentales tenemos mucho que recuperar. No sólo tenemos que recuperar el control sobre el daño que se está haciendo al planeta -por fin se nota la conciencia colectiva-. También tenemos que recuperar tradiciones, puntos de vista, relaciones, rituales, cuidados comunes…
Lo que os decía, complicadísimo escribir en esta fase.
Una de las cosas que quiero transmitir en este post es la importancia de respetar y respetarnos la fase menstrual. Es crucial. Y tiene tanto que enseñarnos, y significa tanto que no podemos pasarla por alto. Nos estamos perdiendo mucho.
Y no sólo nos estamos perdiendo el poder de la menstruación las mujeres, los hombres también.
En algunas zonas en las que tribus ancestrales siguen manteniendo sus tradiciones y sus ritmos propios, se venera, se cuida y se respeta a las mujeres que están menstruando. ¿Y por qué? porque ellos siguen confiando en el poder que conlleva. Y no hablo de poder de súper fuerza, de traspasar paredes o volverse invisible.
El poder de la menstruación
Después de tres semanas en las que hemos pasado por diferentes energías, la fase de la menstruación es un auténtico regalo.
Sí, se que duele a veces, a mí me duele mucho el primer día. Pero más allá del dolor, si nos cuidamos como es debido, si respetamos lo que nos pide el cuerpo y pedimos ayuda -o nos dejamos ayudar-, para que nuestros familiares nos permitan el espacio que necesitamos, es una fase de una enseñanza inmensa.
Y no es que «por fin explotemos», y no es que «sabes que son dos días y ya». No. No es eso. Menstruar es la guinda de un pastel.
Cuando eres totalmente consciente de todo lo que has pasado durante tres semanas por el ciclo menstrual -porque lo has registrado de alguna manera-, cuando has estado realmente despierta a todo lo que ha pasado a tu alrededor… Es ahí cuando disfrutas al máximo de la menstruación.
La menstruación aclara tu mente a un nivel infinito. Te hace poder proyectarte en todo aquello que de verdad deseas. Te hace eliminar todos esos escollos, penas, nebulosas, desarreglos, desequilibrios que se han presentado durante las tres semanas anteriores, incluso durante los ciclos anteriores.
Menstruar es un regalo, y si no empezamos a considerarlo así, no podemos aprender todo lo que nos trae.
De verdad, creedme cuando os digo que tiene magia
Las que me leéis habitualmente sabéis que todo lo que digo viene de una experiencia real.
Después de haber registrado día a día dos meses completos -incluso creo que con el primero también me di cuenta pero no tanta-, he podido sentir en mi ser lo mágico de esta fase.
Puede que no todos los meses sea tan intenso. Este mes sí lo es. Y es que la sensación que tengo es la de total conclusión de un trabajo que empezó hace tres semanas, en la fase preovulatoria, tras el ciclo anterior.
Ayer empecé ya a visualizar el aprendizaje real de este ciclo. Qué se me presentó hace tres semanas y qué conclusión saco ahora. Y es impresionante.
No porque haya tenido una revelación de santos, ni un ahá, ni nada de eso.
Lo impresionante es cómo todo cobra sentido. Cómo el ciclo en sí se convierte en eso, en ciclo. En algo redondo, el algo con sentido en sí mismo. El ciclo menstrual, completo de principio a fin, tiene sentido.
Y ese es el gran poder. Menstruar te enseña algo, te muestra algo, te lo sirve en bandeja.
Sea lo que sea, tengas el problema, el bloqueo, la angustia que tengas. Si estás presente durante el ciclo y lo vives siendo consciente, tu regalo es una enseñanza más.
Y eso es lo que hemos perdido. Hemos perdido el comprenderlo, el respetarlo, el utilizarlo.
Y eso es lo que tenemos que recuperar. Y yo, os prometo, que poco a poco ayudaré a todo aquél y aquella que quiera a recuperarlo.
Sanguinolentos besos os mando.
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