Cuando comienzas este viaje práctico hacia lo que es el ciclo femenino -menstruación para los simplistas- creo que llega un momento en el que se despejan las nubes de la cabeza y aparece un estado de reflexión y claridad muy intenso. Es una fase de luces y sombras, de alegrías comedidas y tristezas profundas. Es un momento de mezcla entre recogimiento y actividad. Es el síndrome premenstrual.
Reconozco que cuando un tema me interesa me meto de lleno en él y me empapo hasta los huesos en poco tiempo. Los que me conocen bien de verdad lo saben, cuando algo nuevo para aprender me atrae y me motiva soy la primera de la clase.
Estudiar el ciclo femenino a conciencia, -esto es, llevando mi registro al día, empapándome de versiones, de ideas, hablando con mentoras y estudiosos sobre el tema-, me ha empujado a una fase de reflexión, de conciencia, de asombro, de ver las infinitas posibilidades… Un hallazgo impresionante.
Coincide este «darse cuenta» de la importancia de que las mujeres de hoy en día sepamos bien de este tema, con la etapa premenstrual de mi mes. Y no es de extrañar entonces que mi estado sea de cierta rabia o incomprensión.
¿Por qué esto no se enseña cuando somos adolescentes? ¿Por qué esto no es más público? ¿Por qué, aunque haya muchísima gente que lo conoce, la gran mayoría de las mujeres que conozco no están en ese grupo? ¿Mi madre por ejemplo?
Entonces la frustación llega cuando, además, siento determinado respeto y determinada incomodidad incluso cuando yo misma escribo del tema. Y eso que estoy conociendo de primerísima mano todos los beneficios de esto.
La semana pasada os comentaba que la fase ovulatoria era en la que más yo me sentía, pues ahora rectifico, porque la etapa premenstrual me enseña mis heridas, y prefiero infinitamente esta honestidad brutal, esta inestabilidad, esta locura, esta inmensa intuición. Rectificaré el post sabiendo que no todos los ciclos son iguales, sabiendo que puede volver a cambiar. No me importa.
En fin, hoy no voy a escribir mucho más sobre esto porque sé que no es la mejor opción ahora mismo. Pero sí empezaré unos borradores ocultos que puede que vean la luz en otra etapa menos intensa.
Os seguiré contando.
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