El "buen" desarrollo personal te convierte en una personal normal
Para mí, el verdadero autoconocimiento tiene un objetivo mucho más simple del que te puedes imaginar, y es que te convierta en una persona más normal, más natural.
Vivimos en una época en la que hablar de desarrollo personal parece que implica tener que convertirse en alguien extraordinario. Como si el objetivo fuera convertirse en una versión brillante, pulida y sobresaliente de uno mismo. Y creo que este mensaje hace más mal que bien, porque no se llega a entender.
El buen desarrollo personal te convierte, como mucho, en una persona normal.
Una persona que se conoce, que sabe moverse en su mundo y en sus relaciones. Que sabe lo que necesita y que no necesita disfrazarlo.
La finalidad del autoconocimiento no es que seas un Buda iluminado, sino que te aligeres la vida y te pongas las cosas fáciles.
Se trata de tener un discurso interno que vaya a tu favor y no te boicotee. Es decir, dejar de decirte mentiras o suavizar lo que realmente estás haciendo mal.
El desarrollo personal te ayuda a aceptarte a ti mismo y a aceptar a los demás. No va de volverte perfecto, sino de ser más natural en tu forma de ser y de vivir.
¿Qué significa ser normal?
Cuando hablo de ser una persona normal, no me refiero a ser mediocre, a querer pasar desapercibida o ser del montón.
Cuando digo «normal» me refiero a ser una persona que no llama la atención por sus excentricidades, por su falta de autocontrol o por llamar la atención de manera desadaptativa.
Ser una persona normal es ser una persona que puede estar bien en cualquier ambiente.
Una persona que sabe estar tranquila. Sabe quién es, lo que le va bien y lo que no. Sabe que no tiene que demostrar todo el tiempo su potencial. No tiene que estar a la defensiva. Puede ser natural y espontánea.
Y eso es mucho más difícil de conseguir de lo que parece.
Hay muchas personas que han leído libros de autoayuda, han hecho cursos, han repetido mantras, han llenado cuadernos… y siguen sin poder contenerse cuando se frustran.
Siguen sin aceptar la realidad en la que viven. Siguen sin entender de dónde vienen sus verdaderos problemas.
Los 3 pasos
He notado que hay una secuencia muy clara para empezar el proceso de introspección de forma efectiva:
PASO 1 Date cuenta de la emoción o conducta «negativa»: Lo primero es identificar cuándo te cabreas, te irritas, te pones triste, o cuándo sientes una falta de energía o motivación interna.
Sé específico. Por ejemplo: «Hoy llegué a casa, vi los zapatos de la niña tirados y la cocina sin recoger, y me cabreé».
Este es el punto de partida, la punta del iceberg. A veces, la gente ni siquiera se da cuenta de lo irritada que está, y esto afecta a los demás.
PASO 2 Identifica el gatillo: Una vez que sabes qué sientes, pregúntate cuándo o qué lo dispara.
¿Es ver la cocina desordenada? ¿Es alguien en el trabajo? Busca esa conexión, el disparador de tu cabreo, tristeza o estado negativo.
PASO 3 Descifra tu relato interno: Detrás de cada reacción hay una historia que te estás contando.
Siguiendo con el ejemplo de la cocina: «¿Qué te dice tu voz interna?». ¿»Seguro que no recogió porque estuvo hablando por teléfono y es un desconsiderado»?.
Te estás contando una historia, que puede ser verdad, medio verdad, medio mentira o mentira total.
Darte cuenta de esto es el primer paso para poder hablarlo y aclararlo, con la humildad de saber que no tienes toda la verdad ni toda la razón.
Yo ya «me he trabajado»
A veces la gente va con un personaje ya montado. El personaje de la persona que “ya ha trabajado en sí misma”, la que “sabe lo que le pasa”, la que “ha leído sobre esto”.
Y eso está bien.
Pero si lo usas como defensa para no ir más allá, para no incomodarte ni descubrir lo que verdaderamente no está tan bien, entonces ese personaje es solo una máscara más.
Por eso siempre digo que el desarrollo personal no debería convertirte en alguien más complejo, más solemne o más espiritual.
Debería ayudarte a simplificarte, a verte, a estar en paz contigo.
Entonces, aquí va mi consejo más directo: Pregúntale a los que saben de verdad de ti.
Habla con alguien de tu total confianza, alguien que conviva contigo y que sufra las consecuencias de vivir a tu lado.
Pregúntales: «¿Qué crees que debería mejorar de mí?».
Si al escuchar su opinión pones excusas, cuentas «cuentos» o «tiras balones fuera», ¡ahí lo tienes!.
Eso significa que no quieres ver aquello que te resulta incómodo o que no estás dispuesto a cambiar.
No se trata de cumplir «mandamientos» para ser un Buda iluminado; se trata de enfrentar lo que de verdad es un reto para ti, lo que te genera incomodidad y rechazas de plano.
Qué te puede servir
Si estás buscando una herramienta eficaz y rápida para este viaje, te recomiendo el Eneagrama.
Tal como lo impartimos en la escuela donde trabajo, con Alberto Peña Chavarino, es una forma de entender tus patrones, puntos fuertes, puntos débiles, sistema de creencias y la forma en que interpretas la realidad.
Es relativamente indoloro, fácil y, de verdad, muy eficaz. En una sesión de un par de horas, puedes empezar a desentrañar por qué piensas de una manera que para ti es lógica, pero para los demás no tanto, generando problemas.
Conclusión
En definitiva, el autoconocimiento no es para volverte más «iluminado», ni para «subir de nivel». Es para darte cuenta de lo que estás haciendo mal, de lo que no te está ayudando, de cómo te boicoteas o te engañas. Mejora tu vida, tu estado interno y tu capacidad para afrontar problemas y tomar mejores decisiones.
Yo te busco, no te preocupes
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Publicista, estudiante de Psicología y Morfopsicología. Aprendiz de coaches y otros mentores. Madre de familia y pareja de ingeniero. Actualmente viviendo en Hamburgo.
