Hoy quiero hablar de algo muy personal, algo real, casi palpable para mi. Imagínate que un día llega tu mejor amiga/o, tu hija/o, tu madre o alguien cercano y te dice: «es que tengo la sensación de que no merezco ser feliz». ¿Cómo te quedas?. O te dice: «es que no creo a nadie que me dice te quiero«. ¿Qué pensarías?.
Esto es justamente lo que me ha pasado a mi durante años y años. Real.
Nunca le supe poner palabras, hasta que lo vi de frente ya con 31 años -1 marido y 2 hijas-. Y es que hay sentimientos, emociones o situaciones que no somos capaces de definir claramente. Y yo creo que esto pasa porque nuestra mente, la que de verdad pone nombres y etiquetas, dice: «no way! ¿cómo va a ser esto? es imposible». Pero es así.
¿De dónde viene esto? Ni idea. ¿Por qué tenía yo esa sensación de no merecer ser feliz? ciertamente no lo sé. ¿Por qué no creía a nadie que me decía te quiero? prffffffff…
Imagínate vivir así 31 años y un día darte cuenta. El asombro es impresionante. El shock es considerable. Para empezar, es algo así como día y medio llorando. Mi amiga Itsas lo sabe bien, de buena tinta.
Hoy hago con «mi compi» 8 años de casada oficialmente. Sí, si hacemos las cuentas bien, durante muchos años de mi vida he estado con mi pareja no creyéndome sus «te quiero» y no sintiendo como reales sus muestras de cariño. Así es, no miento.
Todo relacionado con mi idea de que no merecía ser feliz, por lo que no merecía que nadie me quisiese. Todo eran palabras vacías.
Cómo cambió todo no lo voy a contar, pero la realidad es que al final me di cuenta y pude desbloquear «eso» y verlo tal cual. Mi vida realmente empezó a dar un giro a partir de ahí.
Me acuerdo que cuando se lo conté a él -mi pareja- no se lo podía creer. Me decía que exageraba. Pero bien sé yo que no exagero, lo que es, es. Ahora, yo le entiendo, porque esto de base es como muy loco ¿verdad?.
La posibilidad y la magnitud de ser feliz va intrínsecamente ligada con la sensación de merecimiento que tengas. Yo lo entiendo así por mi vivencia personal.
Si tu crees en el fondo de tu ser que no eres merecedor de amor y alegrías, de felicidad y de «regalos» de la vida, es imposible recibirlos. Imposible, aunque los tengas delante.
¿A ti te ha pasado lo mismo? ¿qué sientes cuando lees algo así? Estoy segura de que no soy la única del planeta que lo ha vivido. ¿Crees que tiene algo que ver con lo que comenté en post anteriores sobre el amor propio?
Desde hace tiempo cuando llega la noche y abrazo a mi pareja ya en la cama, siento esa sensación de paz, de felicidad, de calma… Esa sonrisa de niña que se siente acompañada, querida y comprendida sale sola, sin esfuerzo.
Y en parte es por él y por mis hijas, porque son mi mundo ahora mismo y me completan. Pero en parte también es por mí, porque fui consciente de ese sentimiento y supe darle un giro, supe entenderlo, mirarlo de frente y curarlo.
Puede sonar cursi todo esto, pero es lo que es. No soy una persona que busque «la felicidad» cada día pero, si soy sincera, yo hoy me considero «feliz» en mi vida. Y que cada uno entienda el término «felicidad» como considere.
Yo sé que en mi ADN está esa sensación de «no merecimiento», pero ahora que soy consciente -por lo menos en el plano más emocional-, sé convivir con ella y juntas somos felices y nos entendemos.
Feliz 8º aniversario «my love» y gracias por acompañarme en la vida. Aquella intuición que tuve con apenas 11 años no iba nada desencaminada. Te quiero.
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ItsasneMiren
¡Viva la Felicidad y el Amor! Por muchos años más, familia, ¡Os quiero!
Anita
¡Viva! Muack baby