La pareja francesa compuesta por el capitán de infantería Juan de Miralles y Gracia Trayllon se habían establecido en Alicante tras acabar la Guerra de la Sucesión española, que acabó posicionando a Felipe V -Felipe de Anjou- en el trono. 

Petrer era una población acostumbrada a acoger soldados forasteros, sobre todo del bando borbónico. Juan y Gracia tendrían contactos o habrían hecho amistades tras los años que permanecieron por la zona mientras se desarrollaba el conflicto.

Era habitual que, tras acabar la guerra, algunos soldados decidieran quedarse por aquellas zonas que, de un modo u otro, impactaban en sus vidas. Y haciendo una transición lógica profesional, pasaban de militares a comerciantes, o aprovechaban cualquier habilidad personal para empezar a desarrollar una labor y ganarse el pan sin tener que empuñar un arma hasta nuevo aviso.

El 23 de julio de 1713, justo el año en el que se firma el tratado de Utrech que pone fin al combate -cediendo Menorca y Gibraltar a Gran Bretaña por el camino y posicionando a un rey borbón en el trono-, nace Juan de Miralles y Trayllon en Petrer, Alicante.

No soy consciente de a qué porcentaje de la población le sonará este nombre, pues es uno más de aquellos que engrosan la lista de personas invisibilizadas pero claves en la historia. Reconozco que no recuerdo haberlo escuchado antes hasta hace unos días. ¿Cómo es posible? Quién sabe, hay múltiples respuestas.

De Juan de Miralles el mismo George Washington escribió tras su muerte: “El Sr. Miralles ha sido universalmente estimado en este país y su pérdida será profundamente sentida»

Juan, hijo de franceses, nacido en Alicante, empresario residente en La Habana y Representante español en el Congreso Continental en Filadelfia, mantuvo contactos frecuentes con George Washington, militares, congresistas, embajadores y otras personalidades durante la Guerra de la Independencia de EEUU.

De hecho hay historiadores que aseguran que si Juan de Miralles hubiera vivido más tiempo, sus estrechas relaciones con Washington, Franklin, Lafayette, Madison y otros destacados generales, podrían haber cambiado el curso de la historia entre España y Estados Unidos. Y es que Juan de Miralles fue clave en la ayuda enviada para asegurar la independencia de las colonias americanas.

¿Cómo llegó Juan de Miralles a  formar parte activa en la Guerra de Independencia de los EEUU? Gracias a José de Gálvez, visitador del Virreinato de Nueva España por aquél entonces, que estipuló una red de espías a través de mercaderes como Miralles. 

Estos empresarios mantenían una constante ruta marítima entre el continente americano y sus colonias y España, y podrían informar con rapidez al rey Carlos III de lo que estaba pasando, además de pertrechar de lo necesario a los americanos para su lucha contra Gran Bretaña.

El propio Juan de Miralles seguramente financió con dinero de su bolsillo a tropas rebeldes de Virginia o Carolina del Norte.

Por otro lado, gracias a esos contactos profesionales, Juan de Miralles podía obtener informes sobre el enemigo británico. Datos que compartiría seguramente con los americanos, además de con la corona Española.

Miralles, partidario de la revolución, vivió en Filadelfia por 1778, alojándose en una casa situada en 3rd Street, junto a la Powell House. Estando allí es cuando Juan recibió a personalidades como George Washington y su esposa Martha, el marqués de Lafayette y otros generales y congresistas.

Miralles y George Washington se hicieron amigos rápidamente después de conocerse en el Congreso Continental en Filadelfia. Parece que se estableció una corriente de gran simpatía entre ambos. Una relación amistosa más profunda de lo que la estricta etiqueta establecía.

“El 19 de abril de 1780 llegó Miralles, junto con el embajador francés, al campamento de Morristown, donde fueron recibidos con todos los honores. Un tiempo inclemente, sin embargo, había mermado las fuerzas de Miralles durante el camino desde Philadelphia, obligándole a guardar cama en la propia mansión Ford, donde Washington se hallaba hospedado. A pesar de contar con los cuidados de los mejores médicos disponibles, y atendido solícitamente por el general y su familia, Miralles falleció de una pulmonía el 28 de abril de 1780. 

Hasta que pudiesen ser trasladados sus restos a La Habana, Miralles fue enterrado, lujosamente amortajado con excelentes ropas y un derroche de pedrería, en una ceremonia presidida por Washington, y con el ejército estadounidense rindiéndole honores por decisión de su general, en el pequeño cementerio presbiteriano de Morristown”

Los negocios de Miralles fueron muy diversos, entre ellos se dice que fue armador de buques y comerciante principalmente de harina. Mantenía estrecho contacto con la costa Alicantina y del sur de España, y también fue comerciante de esclavos, una actividad desgraciadamente común entre los comerciantes del Caribe y de la costa este norteamericana. 

Quizá este último dato es el que ayudó a que en España su historia cruzase la línea de los olvidados.

Quizá fueron los que escribieron la hazaña americana, que no quisieron dar relevancia a un españolito más, esos decididos y leales a su corona, -y hartos también de los ingleses y su pirateo constante-, que llegaban hasta el final fuese cual fuese la misión.

Quizá a alguien le cayó mal y borró su nombre de un papel. Quizá fue ignorado después, en otro contexto, con otro gobierno, con otras gentes…

Ni juzgadora ni defensora, a mi me ha nacido compartir su historia.